Los tumores embrionarios y los meduloblastomas son los tumores cerebrales sólidos más frecuentes en niños. Estos tumores son agresivos y se originan generalmente en el techo del cuarto ventrículo formando el 40% de los tumores de la fosa posterior.
Estos se presentan como tumores sólidos que por su localización frecuentemente causan obstrucción del flujo de líquido cefalorraquídeo produciendo hidrocefalia.
Según la localización del tumor serán los síntomas del paciente. Frecuentemente se encuentran localizados en el interior del 4to ventrículo por lo que producen hidrocefalia causando:
El estudio inicial para el diagnóstico de estos tumores es la resonancia magnética cerebral con gadolinio o medio de contraste. En este estudio se identifica normalmente un tumor en el interior del 4to ventrículo y que se origina en el techo del mismo. Debido a su localización es frecuente encontrar hidrocefalia debido a la obstrucción del flujo del líquido cefalorraquídeo. La resonancia es un estudio muy importante para evaluar la diseminación tumoral por el líquido cefalorraquídeo encontrando “siembras” tumorales a distancia.
El estudio del líquido cefalorraquídeo puede ser complemento a la resonancia magnética para estudiar la presencia de células tumorales en el líquido.
El diagnóstico definitivo de estos tumores únicamente se puede hacer mediante un estudio de patología y análisis molecular el cual será de gran utilidad para poder establecer el tratamiento.
El tratamiento principal de estos tumores es la cirugía. Este procedimiento permite la extirpación del tumor. Es importante evaluar el origen del mismo ya que como se mencionó anteriormente, estos pueden generarse del piso del 4to ventrículo imposibilitando la resección completa del tumor para prevenir mayores secuelas.
Quimioterapia o “quimio”
La quimioterapia es administrada por un especialista u oncólogo. El uso de agentes biológicos quimioterapéuticos permite que las células tumorales sean radio sensibles para el tratamiento complementario con radioterapia
La radioterapia funciona con la aplicación muy precisa de altas dosis de radiación directamente en el tumor. Esta radiación se aplica por medio de múltiples haces que convergen en un punto muy preciso al delimitar el tumor.
Esta radiación actúa a nivel de DNA de las células tumorales alterándolas para prevenir que se continúen replicando de manera anormal.
Existen 2 modalidades generales para el tratamiento en estos pacientes:
• La radioterapia se trata de establecer una dosis, la cual se divide en múltiples sesiones. Por lo general la dosis total se divide en aproximadamente 28 sesiones la cual se va ir aplicando gradualmente diariamente durante casi un mes. Esta técnica se aplica generalmente cuando los volúmenes del tumor son relativamente elevados.
• La radiocirugía establece una dosis la cual se da en una dosis única o pocas fracciones. Esta técnica se aplica usando un Acelerador Lineal (LINAC), Gamma Knife o Bomba de Protones. Para ser candidato a esta técnica el volumen o tamaño de la lesión debe ser pequeño además de no estar en íntimo contacto con estructuras vitales (por ejemplo el nervio óptico o el tallo cerebral).
La radioterapia es aplicada por un equipo de especialistas formado por neurocirujano especialista en radioterapia o por un radio oncólogo además de físicos médicos quien en en conjunto analizan el objetivo y evalúan la mejor alternativa de tratamiento.
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